4.11.2007

Prefiero seguir viviendo

-Oscar Wilde.- La voz llegaba a mí como un eco. Aunque viniese de la misma habitación. Abrí los ojos con torpeza. Estaba tirado en mi sofá, mi televisor seguía apagado y un paquete de tabaco sin empezar se apoyaba misteriosamente en la mesa del salón. Junto a él, estaba mi cartera con los todos los papeles fuera y un gran cuchillo. De pie, junto a la ventana, estaba él. Me quedé mirándolo un momento, suponiendo que aún no sabía que estaba despierto. Pensé en coger el cuchillo para defenderme, pero me pareció absurdo. De cualquier forma, seguía vivo y por algún motivo él estaba allí. Así que lo más normal era que, por alguna extraña razón, no me había herido de gravedad. A pesar del fuerte dolor en mi abdomen, pude comprobar que no tenía ninguna herida de arma blanca, ni tampoco huesos rotos.

-A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.- Su voz rompió el silencio súbitamente. La situación era tan extraña que no me permitía actuar con coherencia. Sin embargo, mi mente estaba más calmada y no estaba paralizado por el miedo. Unas ganas inmensas de fumar me asaltaron y me levante lentamente y caminé hasta el poyete, donde una caja de cerillas descansaba junto al frutero. El ser humano era capaz de inventar cosas increíbles, pero aún no había conseguido descubrir como encender la hornilla con algo más sofisticado. Y el calentador andaba a la zaga.

Me acerqué a la mesa y cogí un pitillo. El sabor de la primera calada al encender un cigarrillo con fósforos era genial. Supongo que aquel bastardo habría cogido uno si le hubiese venido en gana. Así que me abstuve de ofrecerle. Al respirar profundamente, noté una punzada en el estómago. ¡Menudo golpe me había dado! Me levanté la camiseta y un moratón del tamaño de una cara asomó como un fantasma.

El tiempo pasaba y la situación, sin resultar incómoda, empezaba a ser estúpida. Un tipo me asalta por la calle, me amenaza con matarme y finalmente me deja sin sentido. Para redondear la situación, venía de follarme a mi exnovia, que ahora era mi cuñada. Y ahí estaba ese tío. Asomado a mi ventana. Taciturno. Por fin, empezó a moverse con tranquilidad. Encendió todas las luces de la casa y cogiendo una silla de la cocina se sentó, con el respaldo delante, enfrentado a mí. Me miró fijamente durante un rato. No parecía que tuviese intención de decir nada. Pero, desde mi punto de vista, tampoco había mucho que comentar. Empecé a recordar a Oscar Wilde y mis ojos debieron abrirse como platos, porque me lanzó una sonrisa bastante jodida.


-Vaya, vaya, vaya... ¿qué tenemos aquí?- Creo que en ese momento hubiese preferido que se mantuviera en silencio. Este tío acojonaba bastante. Echó un vistazo rápido al cuarto, sin mirar nada. Intentando hacerme entender que había estado echando una ojeada. Y luego siguió hablando. -No tienes muchas fotos de la familia por aquí. No serás un pirado...- Menudo cabrón.
-No creo, hasta los pirados tienen fotos de sus madres encima del televisor, y esas cosas.- Debió notar algo cuando miré hacia abajo, porque su discurso cambió ligeramente.
-¿No guardas fotos de tus padres, tu familia, tu novia?- Esta vez lo preguntó sin ningún tipo de ironía o sarcasmo. Así que me puse un poco gallito y le contesté airado.
-Mis padres murieron cuando yo tenía diez años, solo tengo un hermano y es el que ahora mismo se estará tirando a mi exnovia. Me compraría un perro, pero seguro que acaba quitándome la puta cena y mordiendo a algún vecino.- Me acordé de los peces.

De repente, empezó a reirse. Una risa estridente y ronca que fue convirtiéndose en una sonora carcajada. -Tiene cojones la cosa. Dime algo, ¿por qué no debería matarte?- Mierda, cuando se supone que el tema del asesinato había pasado a un segundo plano, tenía que venir el tío cabrón a recordármelo. Tampoco lo pensé mucho, con lo primero que me vino a la cabeza le contesté.

-Porque prefiero seguir viviendo.-

(El camino hacia las sombras).

2 comentarios:

Daniel Estorach Martín dijo...

Leído.
Hay alguna cosa que no me termina de cuadrar, pero cómo aún no sabemos quién es el "malo" ni qué quiere, me reservo las dudas para luego.

Eso sí, cuida los tiempos verbales. Sé que es fácil liarse pero hay alguna frase que rechina.

Por ejemplo hay una que dice algo así (hablando en pasado):
"Pero ahora mi mente estaba más calmada y no estaba paralizado por el miedo."
El "ahora" nos indica que está sucediendo en el presente, pero el "estaba" es pasado.
Lo he visto en varios puntos más de ésta entrada.
"Y ahora este tipo estaba ahí."

Suenan raro... Y más si tenemos en cuenta que todo lo escribe -se supone- después.

Un saludo.

Babilonios dijo...

Muchas gracias por tomarte la molestia de darme toques de atención. En serio.


Ya lo he retocado. Lo he rerretocado y lo he desretocado. Bien lo sabes. Al final me he dejado un "ahora" suelto por ahí. :-P

Un saludo.