4.18.2007

La mejor salida

"Acabo de releer tu última carta y después de tanto tiempo me dispongo a contestarla. Sé que las cosas no han sido fáciles para tí. Que no elegiste estar allí aquel día que todos los muebles de tu cabeza se desarmaron. Recuerdo la última vez que nos vimos. Tú aún insistías en mi última carta. Una nota que te escribí en el instituto, para excusarme de no poder quedar contigo el fin de semana. Porque iba con los amigos de acampada. Si ahora estás mejor, espero que entiendas que era una manera diplomática de decirte que no.


Supongo que cuando nos conocimos tú ya no andabas muy bien de la azotea. Si te has curado, espero que te rías de mis comentarios. Si no es así, da igual. Estaba sentado en la puerta de aquel bareto. Todos estaban dentro, nadie sabía qué es lo que me había pasado. Pero la única persona que apareció fuiste tú. Te sentaste a mi lado y me preguntaste sencillamente "¿Qué te pasa? Tienes mala cara". Te contesté con alguna excusa. Creo que fue algo así como que estaba cansado, que necesitaba dormir.


Luego salieron dos amigos a preguntarme sobre una decisión importante. Creo que era el dichoso lugar al que íbamos a ir de acampada (la de verdad). Contesté, y pareció que mi decisión era la que importaba, la definitiva. Eso despertó en tí una curiosidad implacable. Yo practicamente no escuchaba tus palabras. Pero me sentía bien, sabiendo que había alguien hablándome y mirándome. Entonces empezaste a tocarme el pelo. Luego todo fue como la seda. Acabé acompañándote a casa.


No habían pasado ni dos días desde que el gran amor de mi vida se había marchado y ya estaba haciendo el tonto con otra tía. Aún así, no me sentía culpable. El problema fue cuando mis amigos se enteraron y me pusieron sobre aviso. Me dijeron que tenías muchos problemas. Que estabas sometida a algún tipo de terapia y que tomabas medicamentos para la depresión. Me asusté bastante. A partir de ahí, comencé a comportarme como un auténtico imbécil. Teniendo en cuenta como has acabado, no puedo sentirme culpable del todo. Fue la mejor salida para mí. Es egoísta, pero hasta tus padres admitieron que lo tuyo no tenía solución fácil.


Espero que con el tiempo, hayas conseguido algún tipo de estabilidad en la vida. Que seas feliz. Todos merecemos ser felices, aunque sea en alguna época de nuestra vida."

(Las últimas cartas).

1 comentario:

Daniel Estorach Martín dijo...

Después de leer ésta carta... No sé si sentir lástima por ella o por él... :/

Un saludo